El 22 y 23 de septiembre ha tenido lugar en Madrid el “I Congreso Internacional Padres e Hijos en Conflicto”, organizado por la Asociación para la Gestión de la Integración Social (GINSO) a través de su programa RECURRA “S.O.S., en conflicto con mi hijo”.
En este congreso han participado psicólogos, educadores, pediatras, (alguno de ellos investigadores, además, en esta materia), así como expertos en temas legales, el Defensor del Menor, periodistas y escritores. Ha resultado especialmente interesante igualmente contar con la presencia de una madre que ha sufrido este problema con su hijo y una agente tutora que ha relatado el trabajo que realizan en estos y muchos otros problemas relacionados con menores problemáticos.
En las dos jornadas que ha durado el congreso, que ha resultado sin duda muy enriquecedor, se ha hablado de un problema cada vez más frecuente en los últimos años: el abuso de los hijos hacia sus padres. Se ha explicado la génesis del problema, factores que influyen, investigaciones llevadas a cabo relacionadas con el tema, se han presentado recursos institucionales a los que los padres (y profesionales) pueden acudir para pedir ayuda, se ha comentado el impacto en la sociedad de este problema, la influencia de los medios de comunicación y la forma en que se trabaja en los centros de menores y en los Centros de Ayuda a la Familia (CAF).
Han sido muchas las conclusiones e ideas interesantes que se han escuchado en este congreso. Por centrarnos en las que más importantes, se podría decir que es llamativo que muchos padres no sepan qué derechos tienen como tales, y que pretendan ser amigos de sus hijos y negociar hasta el último detalle de su convivencia, dándoles un papel protagonista excesivo. Desde luego, tan malo es haber utilizado un modelo autoritario y represivo con los hijos como lo es el estilo educativo del “dejar hacer” y la ausencia de normas “para que los hijos sean más felices”. Como dijo Alejandra Vallejo-Nágera “la familia no es una democracia”: no todo es negociable y los niños necesitan normas, desde un inicio, lo que no es incompatible con que se sientan queridos. Necesitan, además, que los padres pasen tiempo con ellos, no siendo suficiente el argumento que muchos utilizan de “paso poco tiempo con ellos, pero ese tiempo es de calidad”. Los niños necesitan ambas cosas, cantidad y calidad.
Respecto al problema de abuso de los menores hacia sus progenitores, sería importante que los padres conocieran los recursos de los que disponen para ayudarles (muchos de ellos se ven saturados por sus hijos, no saben qué hacer con ellos y, además, no saben a quién acudir), lo que evitaría muchos problemas ya que una intervención temprana puede conseguir cambios y se puede evitar llegar a situaciones límites en las que los padres terminan denunciando a sus hijos. Los abusos, como ocurre en la violencia doméstica, suelen darse en escalada, empezando con insultos, para pasar a amenazas, ruptura de objetos y finalmente las agresiones físicas. Esto significa que se podría intervenir antes de llegar a la violencia física y psicológica. Hay que tener cuidado, eso sí, de no considerar “abuso” por parte de los hijos hacia sus padres cualquier insulto que aquellos realicen. En las familias siempre va a haber situaciones tensas y alguna se puede escapar del control en algún momento puntual, sin embargo, no por ello se va a hablar de abuso, ni de los padres hacia los hijos ni viceversa.
Como en todo, las causas son varias, y no se puede “culpar” ni sólo a los hijos ni sólo a los padres de haber llegado a la situación de control y abuso por parte de los hijos. Algunos padres que sufren el abuso por parte de sus hijos atribuyen toda la responsabilidad al menor (es frecuente escuchar “es imposible, con él/ella no hay nada que hacer, su personalidad es así y nos ha tocado sufrirla”). Por otro lado, las personas ajenas a estas familias piensan que la responsabilidad es únicamente de los padres: eso es que no se han preocupado de sus hijos, de quién lo habrá aprendido… Ambas partes tienen su parte de responsabilidad en la generación y mantenimiento del problema, y por tanto, a la hora de intervenir hay que producir cambios tanto en los hijos como en los padres: cambios en el manejo de situaciones, enseñanza de habilidades de las que carecen etc., siendo adaptada la intervención siempre al caso particular.
Es necesario entender que influye mucho el hecho de que, una vez que se ha entrado en esa dinámica de abuso, los padres se sienten impotentes y, aunque saben que la situación no puede continuar así, no se atreven a dar el paso de tomar medidas por vergüenza al qué dirán, a reconocer que necesitan ayuda, por temor a que sus hijos no les quieran, por miedo a que la situación empeore en vez de mejorar. Hay que tener en cuenta, además, que el estado en el que se encuentran los padres es muy negativo: se sienten desanimados, sin fuerzas, temerosos constantemente, lo que les impide mostrarse activos a la hora de solucionar el problema, lo que favorece aún más que el abuso del menor continúe. Se cierra así un círculo vicioso. Muchas veces los padres requieren un tratamiento para ellos antes de empezar a intervenir con el problema de sus hijos, ya que no están en un buen momento para llevar a cabo los esfuerzos que van a requerir para acabar con el problema.
Como muy bien ha comentado José Luis Sancho (Director de Proyecto Hombre), es muy importante plantear que la familia (aunque ha influido en la generación y mantenimiento del problema de abuso) no es únicamente el problema, sino también la solución. Igualmente, no sólo hay que ver a estos menores como problemáticos sino como fuentes de oportunidades y de riqueza y valorar sus cambios una vez finalizada la intervención.
Después de la intervención, es importante el seguimiento de las familias y sobre todo asegurarse de que las situaciones conflictivas se manejan de distinta manera a como se hacía antes de la intervención. Una de las cuestiones más importantes para la que hay que preparar a los padres es el hablar de la situación de haber denunciado al hijo, quien seguramente eche en cara en algún momento que lo hayan hecho.
Si alguien está interesado en más información respecto a este tema, os dejo unos links interesantes:
Asociación de familias para la convivencia: www.afasc.org
Fundación lumbre: http://hijascaridad.org/staluisa/c_osocial/centros/centro9.html
[…] https://marinagbiber.wordpress.com/2011/09/23/hijos-que-abusan-de-sus-padres/ […]
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